VII RECREACIÓN HISTÓRICA DE LA ESTANCIA DEL SANTO GRIAL EN BAILO

Del 15 al 17 de septiembre Bailo organiza la VII edición de la Recreación Histórica de la Estancia del Santo Grial en este municipio, evento destacado del calendario de la comarca y declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón desde julio de 2017.

El viernes 15 a las 20,30 h. dará comienzo la fiesta con una conferencia a cargo de la periodista Ana Segura, coautora junto a Anabel Lapeña del libro “Reinas, Damas y Señoras”. La cita continuará el fin de semana con un mercado medieval y con el desfile de la comitiva del Rey Sancho III “El Mayor” entrando en la Plaza Mayor portando el Santo Grial y rememorando el paso del Santo Cáliz por la localidad, acto central de las celebraciones. A lo largo de estas jornadas habrá conciertos, comidas medievales, talleres de oficios tradicionales, torneos y taller de circo, pasacalles y espectáculos nocturnos, además del nombramiento de Damas y Caballeros protectores del Grial.

Estas jornadas rememoran la permanencia en Bailo, entonces sede real, del Santo Grial procedente de San Adrián de Sásabe en su itinerario por los Pirineos y antes de su llegada a Valencia previo paso por Zaragoza.

Estas jornadas están organizadas por las Asociación Acurba en colaboración con el Ayuntamiento de Bailo y la Comarca de la Jacetania. Toda la información y programa de puede encontrarse en la web www.grial.org

La Ruta del Santo Grial discurre por varios lugares de la provincia de Huesca, entre los que se encuentra el Monasterio de San Juan de la Peña. En el 553 el Santo Cáliz es trasladado a la Iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca, y en el 711, el entonces obispo de Huesca, San Acisclo, huye hacia el norte junto con su sobrina Santa Orosia, llevando consigo el Grial hasta la ermita de Yebra de Basa.

Los posteriores enclaves que acogieron el Santo Cáliz fueron San Pedro de Siresa (833) y San Adrián de Sásabe, hasta llegar en el año 1014 a la iglesia de San Pedro de la Sede del Real de Bailo. De aquí viajaría a la catedral de Jaca y posteriormente al Monasterio de San Juan de la Peña, donde se custodió durante más de tres siglos, entre los años 1071 al 1399.

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