El patrimonio histórico artístico y algunos espacios esenciales del Real Monasterio de San Juan de la Peña, como los capiteles románicos del claustro o el Panteón Real, son uno de los principales atractivos del conjunto monástico.
Pero en el entorno también se pueden realizar distintas rutas senderistas para descubrir el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, espacio protegido de la Red Natural de Aragón. Una de ellas es el Sendero S-4 que asciende al tozal y a la ermita de San Salvador. Un recorrido sencillo, que además de las espectaculares vistas que nos brinda de la cordillera pirenaica y las sierras que le anteceden, nos ofrece curiosidades ligadas a la tradición, sorpresas y pequeñas joyas.
Por ejemplo, el punto culmen de esta ruta es la pequeña ermita de San Salvador, una buena atalaya para disfrutar de las panorámicas del entorno y coger fuerzas. Muy austera en su interior, encontramos varias imágenes del santo y como curiosidad, una copia de un tríptico con la escena del Santo Entierro de Cristo. Si se quiere hacer la comparación entre el original y la copia, no hay más que acercarse a la valiosa iglesia de San Cruz de la Serós, monumento de obligada visita al que se accede con entrada combinada al Monasterio de San Juan de la Peña.
Es un tríptico policromado con puertas laterales móviles que permiten cerrar y cubrir la escena central, una representación del sepelio de Cristo, tema muy popularizado durante la Edad Media. La escenografía recoge el momento en el que se va a depositar el cuerpo de Cristo en el santo sepulcro y antes de ser envuelvo en el sudario. Es una pieza del siglo XVI de autor anónimo, procedente de los talleres de Brabante. Este tríptico es una obra singular por tratarse de la única de este género en el Alto Aragón.
La pieza original estuvo en la ermita de San Salvador hasta 1980. Esta pequeña ermita está profundamente ligada a las tradiciones de Santa Cruz de la Serós, a donde se sube en romería cada 26 de junio.